El corazón del político
El corazón del político
Por: Hope2293
Rebecca Lowe.

Rebecca Lowe. 

Mis manos están frias y temblorosas, siento el corazón acelerado, las personas pasan a mi alrededor y no me miran, las puertas abiertas y las enormes letras del restaurante están frente a mí, pero no he dado un paso, debo entrar si quiero saber la verdad.

El día de ayer mi esposo creyó que estaba dormida y lo escuché hablar con alguien, una mujer posiblemente, muy cariñoso diciendo que se verían aquí, no sé si lo hizo a propósito para que yo supiera la verdad de su engaño. 

Intenté pensar que solo era un sueño, que no era cierto, que Brendan no podía hacerme esto, pero conforme veía el tiempo acercarse la curiosidad me ganó y aquí estoy. 

Una pareja entra al restaurante, me asuste porque creí que era Brendan, no lo es. Respiré de nuevo y ví el elegante restaurante, con el dinero que me da apenas si alcanza para tomar una sopa con los niños. Finalmente me armé de valor y crucé la puertas. 

–¿Para cuántas personas? –me pregunta el mesero. 

–Solo yo –respondí, ví a Brendan de inmediato, está cerca de una ventana, como si no le importará que alguien lo viera –. Puedo ir por allá –señalé un lugar cercano. 

El mesero me guió hasta una pequeña mesa y me dejó el menú, no me iba a quedar, solo necesitaba verlo con mis propios ojos, lo ví con su traje azul, elegante y soberbio como era siempre, la chica era joven, llevaba un vestido verde que le daba un aire de frescura juventud, su cabello castaño suelto y largo, sin preocupaciones de maltratarlo, apenas si llevaba maquillaje, tenían comida en la mesa, sonreían, felices como cuando él y yo comenzamos a salir, ella tomó algo de la comida y la llevó a la boca de él y luego lo besó, sentí un enorme agujero en mi pecho, ahí frente a todos, sin importarle nada a ninguno de los dos, se besaban.

–¿Qué va a ordenar? –La voz del mesero me distrajo. 

–Sabe, me acaban de decir que no van a llegar, disculpe la molestia. 

No le dí tiempo de responder cuando me levanté y con el poco valor que me quedaba caminé hacía la mesa donde se encontraba Brendan y la chica, él me vio llegar y su gesto fue de confusión. 

–Rebecca, ¿qué haces aquí? 

–Necesitaba comprobar que me estabas engañando  –mencioné, luego me dirigí a la chica –. Tú no te preocupes que la casa estará desocupada está misma noche para que te llegues a vivir ahí. 

Me dí la vuelta para salir y escuché la voz de Brendan llamándome, pero lo ignoré. 

–¡Rebecca! ¡Rebecca! 

Me sujetó del brazo cuando me alcanzó afuera del restaurante, fue un movimiento brusco que me dolió, no era la primera vez que lo hacía, se ponía agresivo cuando no salian las cosas como él quería. 

–¿Qué crees que estás haciendo, Rebecca? 

–Estamos en público –señalé alrededor –. Ten cuidado con lo que haces aquí. 

Me soltó y sus ojos oscuros irradiaban rabia. 

–Te regresas a la casa y me esperas ahí –ordenó. 

–Me regreso a la casa por mis cosas y mis hijos, tu y yo terminamos. 

–Estas locas –se carcajeo de forma burlona –. Tú no puedes vivir sin mí, yo soy el hombre de la casa, él que te mantiene, no eres nada sin mí –comentó –. ¿O qué? Ya se te olvidó que te embarazaste cuando ibas a comenzar la universidad, no sirves para nada. 

Esas palabras me enojaron aún más, ya estaba cansada de sus maltratos físicos y psicólogicos, ya no soportaba más todo esto, era suficiente para mí y para mis hijos tener que soportar su mal humor y rechazo cada vez que querían estar con él, no iba a tolerar más, la infidelidad solo fue la gota que derramó el vaso. 

–Verás que puedo salir adelante sola con mis hijos –aseguré. 

–¿A dónde iras? ¿A casa de tu mamá? –siguió riendo. 

–A donde sea, pero no voy a seguir contigo. 

Me di la vuelta para irme, por primera vez en mi vida, estaba segura de lo que estaba haciendo. 

–¡Como quieras! Pero luego no me andes rogando que ya voy a tener a otra más bonita y joven, una que si me complazca. 

No le hice caso, llegué a la casa y tomé a mis hijos y un par de maletas con sus cositas, les dije que nos íbamos un par de días con la abuela, el problema fue que cuando llegamos con mi mamá, ella también tenía noticias para mí. 

–Hija, perdóname, pero no te voy a poder ayudar mucho tiempo –sollozó –. Estoy enferma fui al médico está tarde.  

Aunque tuviera la infidelidad y el maltrato de Brendan encima, no me podía quedar a llorar, tenía que buscar un trabajo, sacar adelante a mis hijos y ayudar a mi mamá con el tratamiento médico tenía que salir adelante.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo