11: Al fin universitarios

Diana comenzó a despertarse por un aroma que comenzó a inundar su habitación, una mezcla de frijoles con huevo y tocino.

El olor era demasiado llamativo como para ignorarlo, así que sintiendo rugir su estómago, salió de su habitación y se encontró con la gran sala comedor… pero no era para nada como la había encontrado Kaled cuando llegó por primera vez a la casa: ya no había bolsas de basura por las esquinas, los muebles estaban limpios y libres de la capa de polvo que los “adornaba”, el piso estaba lustroso y además, la casa tenía un aroma a pino que hacía que se sintiera bien estar ahí.

La razón de esos cambios era gracias a Kaled, quien nada más al primer lunes de estar viviendo con ellos, se puso a hacer el aseo de la casa y lo había tomado como su responsabilidad.

Ricardo había tratado de decirle que no era

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