Adam habló con el médico retirado de la manada, e incluso por teléfono pudo escuchar su emoción ante el reto que se le presentaba.
- Claro que puedes contar conmigo, muchacho, he pasado toda mi vida profesional esperando algo así.
- Está bien, nos vemos en el castillo de Butrán, creo que llegaremos ahí en un par de horas, espero.
- Hijo, sé que ahora eres un miembro importante de la manada, pero déjame que te dé un consejo, no lleves ahí al chico, vas a asustarlo, por lo que me dices no sabe nada sobre nuestra especie, que parece también la suya, si lo metes en ese sitio se va a alarmar, y no creo que puedas explicarle porqué eres dueño de un castillo.
Adam dio gracias mentales por la recomendación que acababa de hacerle el viejo doctor, y pensó que tenía mucha razón. As&iacut