Su miraba me recordó a cuando lo hicimos en mi oficina, esos ojos llenos de deseo y necesidad, era exactamente esa mirada. Una a la cual jamás podría negarme así que hice lo que me pidió. Al hacerlo me abrazo contra su pecho haciendo que mis piernas se abrieran un poco más y así poder frotar su erección contra mi.
-Papi...- gemí al sentir lo increíblemente duro que estaba-
-Mi Nena...no puedo esperar para hacerte el amor en esa playa-
Restregó su glande por toda mi vulva hasta que no lo resistí más y estire mi mano hacia abajo para dejarlo justo en mi entrada. Baje mis caderas lentamente mientras lo escuchaba suspirar y sus manos se afirmaban alrededor de mi cuerpo.
-¿Mi Nena no pudo aguantar?-
-No mi amor, te necesito demasiado-
-¿Cuanto preciosa?-
-Tanto que duele-
-Entonces hay que aliviar ese dolor. ¿No te parece?-
-Si, si...por favor-
No quería sonar tan desesperada pero ciertamente era lo que este hombre me provocaba, me desesperaba la idea de tenerlo dentro de mi, me desesperab