Amarre varias sábanas en el poste de mi cama y salí cuan princesa de cuento de hadas, por la ventana. Corrí por las calles de Inglaterra, hasta llegar a la casa de mi amada Betty. Toqué la puerta con desesperación.
- ¡Thomas! ¿Que haces aquí? - Preguntó mientras miraba a ambas direcciones y después me daba camino para entrar.
- Betty, vine por tí. Vámonos, debemos irnos de aquí... - Me interrumpió.
- No, Tom. Si huímos tus padres no se cansarán de buscarnos hasta separarnos para siempre -
- Pero... ¿Entonces ya no quieres estar conmigo? - Dije acercándome a ella.
La tomé de la cintura y puse mi rostro cerca del suyo, tan cerca que podía sentir su respiración.
- Amor, claro que quiero estar contigo, pero no quiero que nos separen. Hay que esperar, tan solo un tiempo a qué lo asimilen. Cuando lo hagan, podremos casarnos -
Suspiré y agaché la cabeza asintiendo - Tienes razón. Por más que me duela debo decir que es probable -
- Yo te esperaré, aquí estaré hasta el día que tú vuelvas por m