¿DE QUÉ TIENES MIEDO?
El eco de la decisión del consejo resonaba en la sala de reuniones mientras Serafina se levantaba con determinación. Sus ojos, centelleando con una mezcla de ira y desafío a los ancianos que habían sellado su destino. Sin mirar atrás, cruzó el umbral de la puerta, dejando atrás las murmuraciones de la manada.
A mitad de camino hacia las escaleras, sus pasos resonaron en la piedra cuando una voz profunda la detuvo en seco.
—Serafina.
La voz pertenecía a Lorenzo, y la sola mención de su nombre hizo que la rabia de Serafina ardiera más intensamente. Se giró hacia él, encontrándolo de pie a pocos pasos, con su figura imponente bloqueando el camino.
—¿Qué quieres ahora? —espetó, con su mirada fulminante. Y dispuesta a seguir su camino.
El alfa avanzó con rapidez, deteniéndola con brusquedad antes de que pudiera continuar subiendo las escaleras. Sus ojos azules, ahora reflejaban una mezcla de determinación y algo más profundo.
―Cumpliremos la orden del consejo.