Ethan

—¿Va a morir? — pregunto con voz fría, aunque por dentro tengo una chispa de incredulidad.

Me siento como aquel niño que fue educado con mano de hierro, con castigos, con odio y regaños interminables, con culpas familiares… y que veía a su verdugo y única figura familiar como alguien inmortal.

¿Alguna vez creí que mi padre moriría?

No. Ese viejo era demasiado malo, demasiado poderoso como para morir.

—Sí. Este diagnostico ya se le había dado al paciente. Pensé que se lo había comentado. Tal vez, con tratamiento pueda resistir unos tres meses más— La voz del doctor me saca de mis pensamientos.

Asiento hacia él.

—Está bien. Háganlo— respondo después de pensarlo detenidamente. Lo odio, sí. Pero algo en mi interior se remueve al pensar en verlo morir tan de repente.

—¡No quiero el tratamiento! — grita George desde su cama. Aún tiene algunos moretones que Búster y otros de mis hombres le hicieron en aquella golpiza.

La mirada de mi padre está llena de resentimiento y furia. Ese niño