—¿Eres un hombre casado, qué tienes que ocultar?— Aurora levantó la cabeza.
Fernando la miró fijamente, la profundidad en su mirada se intensificó, y en el siguiente segundo sonrió: —Tienes razón.
Después no le dio oportunidad a Aurora de hablar, la abrazó fuertemente y la besó con pasión.
A continuación, siguió una intensa batalla entre los dos.
Eso era lo que hacían los recién casados..
Aunque no llevaban mucho tiempo casados.
Pero solo en estos días se habían convertido en verdaderos esposos.
Para ellos, estos días eran su luna de miel.
Aurora apoyó su cabeza en su hombro: —¿Tus vacaciones están a punto de terminar?
Fernando asintió.
Bajó la mirada: —¿No quieres que vaya a trabajar?
—No es eso.
Aurora miró su perfil: —Solo estoy preocupada.
Su trabajo era peligroso.
Temía enfrentarse a esos peligros.
Él acarició la cicatriz de una operación en su pecho.
—Espero que podamos envejecer juntos.
Fernando la abrazó: —Así será.
Aurora pellizcó su barbilla, haciéndolo mirarla: —Recuerda lo