Todos los presentes en la sala se sobresaltaron por el repentino ruido.
Miraron a la puerta y vieron a un hombre musculoso que entraba a la sala con el rostro frío.
Detrás de él, cuatro hombres de aspecto arrogante lo seguían y entraron también en la sala.
Estos cinco hombres eran los guardaespaldas personales de Donald Webb.
Cain y Marcus siguieron a estos hombres con sonrisas perversas en sus rostros.
Albert frunció el ceño consternado al ver a los Lloyd y los reprendió: "Eh, son muy atrevidos eh. ¡¿Traen a alguien a desafiarme en mi propio restaurante?!".
Marcus resopló con desdén. "Albert Rhodes, puedes seguir con tu arrogancia, ¡pero vas a morir pronto de todas formas! ¡Nunca olvidaré la humillación y el desprecio que recibí de ti y hoy estoy aquí para matarte!".
¡Todos se quedaron boquiabiertos en cuanto Marcus terminó de hablar!
¿Hablaba en serio?
¡¿Realmente se atrevía a matar a Don Albert?!
En cambio, Albert se rio de su comentario siniestro y le dijo: "¿Tú? ¿Quieres