Heidi estaba desconcertada. Si bien era su primera vez compitiendo en la categoría femenina, había investigado a las demás rivales preclasificadas antes del evento.
Ese fue especialmente el caso de Aurora, quien era la cabeza de serie.
Sin embargo, llegó a la final con facilidad, ya que la fuerza general de las luchadoras era, sin duda, inferior a la de los hombres. Por eso había llegado a subestimar incluso a Aurora.
Naturalmente, también había comparado la disparidad de género en otros eventos, como los 100 metros planos.
En esa categoría, los mejores récords masculinos estaban por debajo de los diez segundos, mientras que el mejor récord femenino estaba entre diez y once segundos.
Heidi pensó entonces que estaba en el rango de los 10.5 segundos; aunque quizá no llegara a la final en la categoría masculina, ganar en la femenina sería fácil.
Nunca imaginó que Aurora la pondría en desventaja de inmediato, y todas sus habilidades y estrategias habituales resultaron ineficaces. ¡Er