Elaine estaba a punto del colapso.
No pudo cobrar los dos millones de dólares y rompió el brazalete de jade de cinco millones. ¡Era una pérdida terrible¡
Dirigió su mirada a Gianna y gritó histérica: "¡Tú! ¡No has donado tu dinero! ¡Devuélveme mi dinero! ¡Devuélveme todo mi dinero o te mato! ¡Te mataré, carajo!".
Gianna se arrodilló en el suelo asustada, llorando y suplicando: "No tengo dinero, soy muy pobre. Sólo tengo unos sesenta mil en mi cuenta de ahorros. Te lo transferiré todo si lo quieres...".
Elaine la abofeteó furiosamente y gritó: "¡No te creo! ¡Enséñame tu saldo! Date prisa".
"Realmente no tengo dinero, tengo un ingreso de dos mil y pico al mes. No me habría unido a Linda para estafar a la gente si fuera rica...".
Entonces, sacó su teléfono, abrió la aplicación de banca móvil y le mostró a Elaine su saldo. En realidad, sólo tenía sesenta y tres mil dólares.
Elaine casi se desmaya.
¡¿Qué podía hacer ella con sesenta y tres mil dólares?!
Había perdido cien veces esa