“¡Correcto! ¡Rindámonos!”.
“¡Mientras sobrevivamos, aún seremos capaces de luchar!”.
Sheldon suspiró por teléfono y le dijo a Rosalie: “Rosalie, ve y ríndete. Usaré todas mis fuerzas para pensar en una forma de rescatarte…”.
Rosalie se sintió un poco aliviada, pero aun así, se sentía un poco reacia. No obstante, asintió y dijo: “Amo Schulz, cuídese... me temo que no puedo servirle más…”.
Sheldon estaba desconsolado mientras respondía: “Créeme, ¡sin duda encontraré una manera de sacarte!”.
“¡Sí, le creo!”.
Tan pronto como Rosalie terminó de hablar, colgó el teléfono y le informó a la azafata: “¡Abre la puerta de la cabina!”.
La azafata asintió y abrió las cuatro puertas de la cabina como se le indicó.
“Todos, pongan las manos sobre la cabeza y bajen las escaleras. ¡Si alguien no coopera, los matarán a tiros en el acto!”.
Rosalie suspiró y luego se levantó y les habló a todos con una cara triste: “Es el destino lo que nos ha llevado a trabajar juntos. ¡Cuídense, todos!”.
Despué