ANKA
Hoy es uno de esos días.
Las líneas ley de la tierra están fuera de control, ninguna familia salió de casa luego del anochecer; los elementales cesaron sus entrenamientos de forma abrupta inmediatamente al sonar la última campanada de la tarde y todo el territorio se encuentra en silencio. Todas las personas están aguardando afuera, listas para honrar a todos los muertos que este día trae consigo cada cien años.
– Mamá, todos los guardianes están afuera esperando. – anuncia mi hijo desde la puerta de mi despacho en el cuartel central.
Le indiqué con mi mano que en poco lo alcanzaría; siendo esa una señal suficiente para é
Justo en ese momento. Amateur terminaba de entrenar en una de las cámaras del templo, su ropa de combate plateada rasgada en algunas partes por el arma de sus enemigos simulados y el sudor perlando su frente fue la imagen que Lester recibió de la vigilante del cielo al entrar.Ella tenía el cabello amarrado en una coleta, respirando de forma acelerada mientras observaba el blanco de madera frente a ella, atravesado tantas veces con sus cuchillos de magia negra que no quedaba ninguna marca de lo que alguna vez fue el centro del mismo.La mano de la vigilante estaba enguantada con cuero negro para evitar ser lastimada por el arma. Su figura esbelta se regocijaba al contacto del sol colándose por el techo traslucido del lugar y ella cerró los ojos un momento, relajando su respiración.
CYDILEREs el día.Ya es momento de ir al templo junto a los demás.Hoy es nuestro último día fuera del territorio de Amateur.Es momento de despedirnos de nuestra familia, abandonar cualquier lazo que se haya creado en el transcurso de estos años y ascender ante las nuevas pruebas que se nos presentan. Asumir nuestra responsabilidad frente a las fuerzas del templo.En el espejo no soy capaz de reconocerme. La imagen de la mujer frente al espejo es tan diferente a la chica que entró a estos eventos hace años, que no logro conectar ni un poco con ella.Mi cabello, ondulado y brillante,
CYDILEREstábamos esperando la llegada de algún representante del templo, incluso de Fernanbeth, cuando el sol estaba en su punto más alto en la llanura.Todos estábamos ansiosos por lo que estaba a punto de pasar y mi mal presentimiento de hace unas horas no paraba de aumentar con cada minuto que pasaba. No debía ser normal toda esta demora, algo estaba pasando en ese lugar.Algo planeaban.– Cyd...Las palabras de Galhet se las llevó el viento, nunca pude escucharlas luego de la llegada de la mujer baja y de cabello castaño frente a nosotros. Sus escrutadores ojos marrones nos miran con despectiva mientras nombra uno a uno a lo
CYDILERCuando visitaba este lugar la sentía más cerca de mí, como si en cualquier momento pudiese venir a hablarme y darme todas las respuestas que yo necesito. Muchas veces intenté decirle mis suposiciones a Teresa y a Hero, mis fieles cuidadores desde que tengo memoria; pero de nada servía. Ellos seguían sin creerme.Como cada año, tomé asiento en medio del templo, cerré mis ojos dejando escapar el aire de forma lenta y dije su nombre en un pequeño susurro que me permitiera tener, de alguna forma, su alma junto a mí.– Abre los ojos, chica. – habló una voz a lo lejos, difuminándose con el eco de las paredes.
ANKA"Comenzaremos a mover algunas tropas a las fronteras Stanfers como nos recomendaste".Digo en los pensamientos del chico frente a mí. "Bran y Rash se están ocupando de las fronteras con el territorio Squadrys y Jayskeen, pero según ellos, esos territorios no son tan peligrosos como los que manejan sangre".– En eso tienen razón. – responde él con la mirada grisácea perdida en la ventana de la oficina, no tenía la capucha cubriendo sus rasgos y se veía sumamente hermoso con el aura de la madurez rodeándolo. – Los Stanfers son inestables debido a la sed de sangre, recuerda que ellos son como los vampiros que tanto nombran en los libros juveniles.
KRISHAEntrar al pasillo de este laberinto fue peor que estar en esa estúpida celda. Mis heridas no han podido sanar conforme avanzo por el estrecho lugar frente a mí y no puedo darme el lujo de detenerme en todo el trayecto.Esa fue una opción que quedó completamente descartada para mí luego de ser atacada en cada descanso por un asesino diferente. Luego de ver que esa mujer – esa persona que tanto hablaba Cydiler en las reuniones – era real.Esa mujer nos quería muertos.Tambaleante y jadeando llegué al interior de un pasillo oscuro, parecido al mío en todos los sentidos. Había una celda, la cuerda y...&nda
HIANMe dolía todo el puto cuerpo desde que salí de esa maldita celda. Intentaba levantar un poco de viento para estabilizar mis movimientos torpes al caminar, pero era inútil. Estaba débil, demasiado débil.Y con cada paso que daba al interior del laberinto me ardía la herida de mi hombro. La herida que me hice hace unos cruces atrás, cuando uno de los asesinos se defendió con tanto ímpetu que no pude evitar que me alcanzara con uno de sus cuchillos. Uno que, por mera suerte no tenía magia negra.Alcancé una de las paredes con los ojos cerrados, mitigando el dolor en mi herida. Hace mucho le pedí ayuda a cualquiera que escuchase para terminar con este suplicio. Para que esté laberinto tuviera un
GALHETEstaba agotado al momento de encontrarme con Krisha y Mark en el laberinto. Mis músculos ardían por las quemaduras que obtuve al salir de la celda y cada respiración era dolorosa cuando la realizaba.Mi prueba no fue como la de ellos, yo tuve un compañero conjunto a mí celda. Y en el momento que ambos salimos de la misma, él me atacó sin detenerse a pensar, o agradecer que lográramos salir de ese lugar con vida, no le importó nada. Simplemente deseaba mi sangre en sus manos y luego correría por el laberinto para ser libre.No estaba preparado, estaba roto. Ya no era un chico, era una bestia hecha de miedo. No quería vivir, sólo buscaba una muerte rápida.
Último capítulo