Axel Vega Lazcano
León, Guanajuato, México
–Ale, ya por favor. Tienes que calmarte, te lo suplico – Le dije estando yo, más nervioso y preocupado que ella – Ve abriendo la puerta, estoy ya llegando a la entrada de tu Fraccionamiento.
–Gracias, Axel, muchas gracias. – Me decía, Ale.
–Por nada, lo que necesites, tú y tu familia sabes que cuentan siempre conmigo.
–Lo sé, por eso te quiero.
–También yo, te quiero. No solo eres mi socia, eres mi amiga. – Le aclaré.
Corté la llamada con Ale, al llegar a la entrada de su casa. No me tomé ni la molestia de estacionarme bien, todo me daba igual. Me bajé del auto, sin molestarme ni en cerrarlo bien y Ale ya estaba esperándome en la puerta, en medio de una crisis nerviosa fatal. Ella me dejó pasar y recorrí el pasillo de su casa, hasta llegar al comedor, en dónde estaba mi preciosa Amaia inconsciente en el piso.
–Ale, la llevaré a tu recámara. Por favor, busca el teléfono de alguien que pueda venir a revisarla, un doctor que conozcas – Le