Capítulo 49 – nariz chueca
Narrador:
Brenda quería alejarse de Izan, pero era como un imán para ella. Cuando el conserje le dijo
que había un hombre diciendo que ella le esperaba, dijo de inmediato “Izan”, pero ella no
sabía si era él, en realidad deseaba con todas sus ansias que fuera él. Al abrir por fin la
puerta y verlo, toda su voluntad se desvaneció. Sentir como la besaba lleno de deseo, la
hacía estremecer y cuando le confesó que no había estado con su novia luego de estar con
ella, sucumbió y se dejó llevar nuevamente por el placer que le ofrecía. Estaba extasiada al
sentir el vaivén del dentro y todo el peso del cuerpo de Izan sobre el suyo. Casi no podía
respirar, o mejor dicho, casi no la dejaba respirar. Cuando al fin se separaron, ella hundió
su cabeza en la almohada y él comenzó a vestirse. Se sentó junto a ella y le acarició la
espalda.
‒ ¿Estás bien Brenda? – le preguntó con dulzura
‒ No, no lo estoy – rezongó sin despegar la boca de la almohada