“Sí, es el padre”
Cuatro palabras. Solo eso bastó para que Lucian sintiera que la tierra se abría bajo sus pies y el corazón se moría dentro de su pecho. Cuatro palabras que le confirmaron que ya era demasiado tarde, la había perdido.
“Ni siquiera la buscaste” Mencionó muy acertadamente su consciencia, y no estaba en un error. En un principio no la buscó porque estaba seguro de que Emma trabajaba para su hermano y qué juntos planearon sacarlo de su encierro para luego robarle los sellos del Rey. Después, cuando echó abajo la farsa que su hermano montó dentro de la organización y recuperó su trono, pudo investigar a cada uno de sus contactos y ninguno lo ligaba a Emma. Una parte de él creía que era inocente, pero se convenció a sí mismo de que no podía confiar en ella, por su hermana, por la gente que aún era leal a él, no podía correr el riesgo de ser traicionado una vez más. Por eso, nunca la buscó.
—Felicidades. —Musitó, pero Emma estaba ya demasiado lejos como para escucharlo.
Por