78. "SACRIFICIO" POR LA MANADA
NARRADORA
—Toma aire por la nariz, amor… lento, preciosa… así… —le dio un respiro, y antes de que Nana volviera a ponerse la coraza, la besó de nuevo.
Su cuerpo más alto la arrinconó en la oscuridad del alero.
Con la música de fondo y las risas a lo lejos, ellos se acariciaban y besaban lentamente, rodeados de sonidos eróticos.
El corazón de Nana estaba a punto de salirse de su pecho.
—Mmmm… sshhh… — siseó vibrando con el cosquilleo en su vientre y entre sus piernas.
Todo parecía perfecto, pero de repente el beso aumentó de intensidad y las manos del macho bajaron a apretar sus nalgas con lujuria.
La dura y fiera erección se frotaba vigorosa contra su vientre.
Gruñidos lobunos comenzaron a salir de la boca de William, donde unos caninos enormes empezaron a emerger.
—No, no, ¡maldición! —William dio un paso atrás, jadeando, dejando a Nana desconcertada.
Enseguida pensó que había hecho algo mal. Seguramente era eso.
William descubrió que era una mojigata.
—Yo… lo lamento… —se disculpó c