402. ¿SUEÑO O REVELACIÓN?
ELLIOT
Dejé una nota dibujada en la baldosa de piedra con un carbón por si se despertaba de repente.
Besándola en la cabeza, rellené la chimenea con más madera y la cubrí bien con su ropa un poco deshecha.
Se quedó calentita junto al fuego y salí entonces al patio trasero.
La vieja cerca de madera que colindaba con el bosque se estaba cayendo a pedazos, las enredaderas acampando como en su casa.
Miré hacia atrás, a la imponente mansión que proyectaba sombras, a las paredes húmedas y llenas de exuberantes glicinas.
Convoqué al cambio, mirando al cielo, a la enorme luna despejada de las nubes oscuras, su claridad iluminaba mi transformación en la poderosa bestia.
Dientes afilados, mi maxilar y mandíbula remodelándose en un hocico, dolía como siempre cada hueso y tendón, mi columna vertebral traqueaba, los poros se cubría con el oscuro pelaje.
«¡Auuuuu!»
El aullido lobuno se escuchó en medio de la noche y a lo lejos, los sensibles oídos de lycan escucharon la réplica de una manada de lob