266. UN LACAYO LEAL
MARIUS
—Vaya, vaya… Así que te funcionan las neuronas para algo más que solo robar y traicionar —subió la mirada de golpe y pude ver ese tono de rojo tan conocido.
—¿Co… cómo es posible? —un árbol a mi espalda frenó mis pasos en retirada.
—¿De verdad pensaste que te iba a dar un arma sin seguro? Un poder desarrollado por mi padre durante milenios, solo para ser utilizado por un traidor como tú.
Empuñó la daga con fuerza en el puño cerrado; pocos metros nos separaban y temía lo peor…
Admito que el miedo se apoderó de mi alma, al saber que Victoria la estaba controlando.
—Hablas de engaño, pero tú fuiste la primera en mentirme, en darme esperanzas para luego irte a revolcar con esa bestia. ¡Me has engañado hasta el último momento! —le rugí indignado también, con una tormenta de sentimientos en mi pecho.
—Ay, ya, quítate la máscara de hombre despechado, por favor, que estoy controlando a la mujer que asesinaste con tus manos. ¡Sacrificaste a tu propia mate y eso la Diosa no lo perdona!
M