231. AÚN ESTOY VIVO
DRACO
Sus caninos crecieron, mordisqueando mis labios de manera ansiosa.
Sus uñas buscaban mi cuello para clavarse y abrir la herida.
Estaba dispuesto a intentarlo, maldita sea, no podía dejar que esos recuerdos me siguieran controlando.
Deseaba tanto alimentarla. Le daría cada cosa que necesitaba, solo yo…
—Hazlo… hazlo, Vicky… —me detuve un poco y la tomé de la nuca, pegando nuestras frentes.
—Toma de mi vena…
—No, no, no lo necesito —comenzó a negar, tensa, intentando ocultar su sed.
—¡Hazlo, maldición! Eres tú, mi mujer, nadie más, yo lo deseo… quiero darte de mi vida… tómalo…
Nos quedamos mirando por una eternidad, aún clavado en ese bendito coño.
Incliné mi cuello, tragando, sin dejar de mirarla, de recordarme que esos ojos hermosos eran los de la vampira que… amaba.
Amaba a Victoria. Ella era mi mate. No necesitaba a mi lobo para saberlo.
No le volvería a fallar.
Extendió la mano y entrecerré los ojos; sentía mi corazón latir como caballos desbocados.
—Sube la mano —me pidió co