152. JUSTICIA PARA UN MAL PADRE
NARRADORA
El sonido vibrante de la lucha resonaba dentro de la prisión de hielo.
Edmund se enfrentaba al asedio de dos luchadores, pero sus años de experiencia no eran en vano.
Había enfrentado cientos de batallas, tenía la paciencia de esperar su momento, cualidad que desafiaba el ímpetu de los jóvenes.
Chispas blancas y doradas saltaban en el aire.
Esquivaba con la velocidad de los relámpagos, su cuerpo vibraba, moviéndose de un ataque a otro.
Su espada de centellas sacaba filo con la poderosa de hielo y el hacha de brumas.
Nyx y Aidan se coordinaban como si hubiesen luchado siempre juntos, sus almas mágicas resonando como una sola, pero nada era más rápido que la luz.
El Rey Hechicero esquivaba las trampas mortales en el hielo.
Los picos helados que aparecían del techo y el suelo, las ondas en la superficie espejada que amenazaban con tragarlo como arenas movedizas.
Sus pies, apenas y podían tocar algo firme. Era como una estrella fugaz moviéndose en el reducido espacio.