138. UN ATAQUE TRAICIONERO
NARRADORA
Ignacio luchaba contra la bruma asfixiante que cubría su cuerpo, igual que un gas venenoso que lo controlaba.
Aidan vibró en azul, tatuajes tribales treparon desde su pecho, por su cuello hasta su rostro.
Los ojos azules fulguraron como glaciales congelados, dibujando las runas en el aire e invocando el invierno.
La nieve comenzó a fundirse con la magia de Nyx.
El torbellino empezó a rodear a Ignacio, oscuridad con dorado y blanco.
No importaba cuánto luchó, la capa de hielo paralizaba sus extremidades, metido dentro de la prisión que lo retendría.
No querían asesinarlo, solo controlarlo.
Los rugidos de dolor y rendición continuaron resonando en la isla, los hombres lobos atacaban en conjunto con los cuervos dorados para vencer a los Drakmor.
Sin embargo, más y más bestias continuaban saliendo de la cueva que comunicaba los continentes.
Por muy poderosos que fuesen Nyx y Aidan, no podían luchar solos contra todo el clan Drakmor.
—¡Aidan! —el príncipe miró la transfo