"Mahardika, ¿qué significa esto? ¿Qué piensas hacer con esa mujer? ¡¿Por qué nos echas a nosotras y la retienes a ella contigo?!" exclamó Juwita indignada.
No solo Juwita, sino todos los presentes en la habitación se sintieron ofendidos, especialmente Carmella. A diferencia de Ayunda, quien sintió más miedo. Recordando el comportamiento de Mahardika, si estuviera a solas con ella…
Si no era violencia física, Mahardika no dudaría en torturarla en la cama. Con sus juegos bruscos y variados.
"Es cierto lo que dijo Juwita, cariño. ¿Por qué nos echas a nosotras, que hemos estado contigo desde el principio? Deberías echar a esa mujer inútil e insignificante. Su presencia aquí es completamente innecesaria," añadió Carmella.
Después de un largo silencio, escuchando las protestas de Juwita y Carmella, finalmente Mahardika habló.
"Lo que haga con Ayunda es asunto nuestro, porque Ayunda es mi esposa. Tengo derecho a hacer lo que quiera con ella. Nadie puede impedirme o prohibirme hacer