Capítulo 10

Rosalie no podía creer lo que Leonor acababa de revelar.

Ella se levantó de su silla y dijo:

— ¿Qué es eso?

Leonor no podía mirarlo a los ojos, la secretaria estaba visiblemente incómoda con los rumores maliciosos que rondaban la CEO.

— Llaman a sus hijos bastardos y a la señora una asesina.

Rosalie sintió sus manos temblar, y toda su sangre hirvió en sus venas, su boca quedó seca y su corazón martillaba en su pecho.

Tuvo que poner las manos sobre la mesa y apoyarse, no porque se desmayara, sino porque la rabia que la consumía imploraba sangre.

Su corazón estaba destruido por la pérdida de Duncan, sus días sin ninguna alegría, y el dolor del luto apenas aumentaba.

¿Ahora la llamaban asesina?

Necesitaba respirar profundamente mientras intentaba calmar el espíritu sanguinario que amenazaba con poseer su cuerpo.

Leonor se dirigió rápidamente al bebedero y le trajo un vaso de agua, que Rosalie bebió.

Pero nada apagaba las llamas en sus venas.

Leonor misma tomó otro vaso para sí misma.

— ¿
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