Capítulo XI: Reclamos.
Después de que el príncipe me dejó, el dolor en mi pecho no se ha ido. Solo espero que todo esto acabe. Detesto sentirme así: Triste, angustiada, celosa y culpable.
Veo que ya amaneció, y otra vez no pude dormir nada, desde que conocí a Harry, mi vida es un desastre.
Me levanto, y arrastro mi ser hasta al baño, me miro en el espejo, y no reconozco a la persona que veo, estoy demacrada y demasiado ojerosa, mis ojos están sin brillo, ¡Cómo te odio Harry!
No puedo evitar llorar. ¡No puede ser, otra ves llorando! Hasta cuándo me voy a sentir mal.
Salgo del baño, y decido a costarme de nuevo, no tengo ánimos de nada. De pronto se abre la puerta, y escucho la voz irritante de mi tía:
—¡Kate sigues durmiendo! No puede ser, levántate, la reina te espera a desayunar.
Camina hasta la cama, y me descobija.
—Anda niña, no tenemos tu tiempo.
Me levanto, y enseguida que me ve dice: —Estas horrible, ¿Qué te pasa?
No digo nada, porque no tengo ánimos de nada, y mucho menos de pelar con esta mujer.