Mundo ficciónIniciar sesiónSAMIRA
Entonces mis ojos bajaron, y vi dos cosas. La primera casi se perdió entre el desfile de tatuajes en su piel. Si no lo hubiera visto en Francesca, no me habría destacado. La corona roja y negra estaba en sus costillas, en el mismo lugar que la de ella.
Estaba intrigada, pero luego estaba la segunda cosa:
Su cicatriz.
Se curvaba a lo largo del lado inferior derecho de su estómago. Inmediatamente imaginé un cuchillo de carnicero, o…
Una herida de bala.
Era un pensamiento loco. Caine parecía salvaje, pero eso no significaba que se metiera en tiroteos.
—Oh, pequeña —dijo, alcanzando mi vestido—. Quiero ver esos pechos tuyos en toda su gloria.
Su halago hizo que mi corazón tartamudeara. Agarré la tela, ayudándolo a subir el vestido y quitármelo. Me alborot&oacu







