Ese día, Daniela, Nicolás, Mauro y el señor Guillermo jugaron al golf en dos equipos: Daniela y Nicolás formaban uno, mientras que Mauro y el señor Guillermo naturalmente formaban el otro. La competencia comenzó con un formato de tres juegos, donde el ganador sería quien obtuviera dos victorias.
Mauro tomó su palo de golf. Como miembro de la alta sociedad, jugaba golf frecuentemente y su técnica era excelente.
Mauro miró a Daniela sonriendo: — Daniela, no te dejaré ganar. ¡Mira cómo te voy a vencer!
Daniela: — Mauro, no hables tanto. ¡Ya veremos quién gana y quién pierde!
Mauro, confiado: — Daniela, ¡entonces observa bien!
Mauro sostuvo su palo de golf, apuntó hacia el hoyo y con un elegante movimiento, la pelota cayó directamente en el hoyo con precisión perfecta.
El señor Guillermo aplaudió: — Señor Mauro, ¡realmente juega usted al golf maravillosamente!
Mauro había jugado golf desde muy pequeño, así que este era su nivel habitual. Miró a Daniela con aire de suficiencia: — Daniela, ¿