Lágrimas cayeron del rostro de Daniela mientras apoyaba su mejilla contra el dorso de la mano de Sandra. —Señora, yo también estoy feliz de haberla conocido, y de conocer a Diana y a Diego.Sandra respondió: —Hace varios días que no veo a Diego.
Al decir esto, Sandra comenzó a toser violentamente, hasta que escupió sangre.
—¡Señora!
—¡Mamá!
Daniela y Diana se apresuraron a su lado. —¡Señora, voy a llamar al médico ahora mismo!
Sandra sujetó a Daniela. —Daniela, no es necesario que lo llames. Conozco mi cuerpo, mi tiempo se acerca, ya no puedo más.
Diana, con el rostro bañado en lágrimas, se desplomó junto a Sandra. —¡Mamá!
Con los ojos nublados por las lágrimas, Daniela preguntó: —Señora, ¿quiere ver a Diego por última vez?
Sandra asintió. —Sí.
Daniela se levantó. —Señora, iré a buscar a Diego ahora mismo. Tiene que resistir, ¡lo traeré de vuelta!
Daniela salió rápidamente del hospital. Sacó su teléfono para llamar a Diego, pero el móvil estaba apagado y no pudo comunicarse.
¿Dónde esta