Valentina y Joaquín esperaban a Mateo. Los hombres de Mateo ya habían llegado y habían rodeado la aldea, así que podían marcharse con seguridad.
Pero por mucho que esperaron, Mateo no aparecía. No sabían adónde había ido.
— ¿Por qué Mateo aún no ha vuelto?
En ese momento apareció la elegante y erguida figura de Mateo. Había regresado.
— Mateo, ¿dónde has estado todo este tiempo? —preguntó Joaquín con curiosidad.
Mateo no respondió y se limpió la mano con un pañuelo.
Valentina vio que tenía sangre en la mano.
Fernando se acercó: — Presidente, podemos irnos.
Mateo asintió y todos subieron al yate para abandonar el lugar.
— Mateo, buuu~
Valentina escuchó un llanto. Giró la cabeza y vio a Amanda.
Amanda corría llorando y se quedó en la orilla, mirándolos con nostalgia.
— Señor Figueroa, ¿has roto el corazón de esa joven? Parece que sus sentimientos por ti eran sinceros.
Mateo miró fríamente a Valentina: — Entonces, ¿quieres esos sentimientos sinceros para ti?
Valentina se resignó.
…………
Tod