En el dormitorio de chicas, ella había intentado explicarle, pero él ni siquiera la escuchó, solo la reprendió duramente. En ese momento, la luz en sus ojos se apagó.
Mateo sintió una punzada de culpabilidad, pero la descartó con una sonrisa despectiva. Después de todo, ella había provocado toda esta situación. Apenas llevaba dos días en la universidad y ya había captado la atención de un playboy.
Había notado cómo Gael la miraba; como hombre, sabía que se había fijado en ella. Si ella se hubiera disculpado y actuado de manera coqueta, probablemente la habría perdonado sin necesidad de su intervención.
Este pensamiento solo oscureció más su humor. "Esta pequeña zorra siempre atrayendo hombres", pensó. La había enviado a estudiar, no a buscar romance. ¡Que ni se atreviera a intentarlo!
—Fernando. —Se giró hacia su secretario con una mirada penetrante. —Pareces tener mucho aprecio por Valentina.
No era la primera vez que mostraba favoritismo hacia ella.
—Presidente, solo pienso que la se