Sara soltó una risita y volteó a ver a Luis que estaba a su lado.
—Parece que de verdad me casé con un buen marido.
Luis la miró. Ella tenía los labios curvados en una sonrisa coqueta mientras lo observaba, era obvio que estaba tratando de caerle bien.
Luis esbozó una leve sonrisa y soltó un sonido burlón.
¿Qué significaba esa risa?
Sara sintió que era algo entre una risa fría y una burla hacia ella.
Sara se sintió incómoda de inmediato, como si hubiera querido ser amable y la rechazaran. Nunca había tenido que halagar a un hombre, ¿por qué eran tan difíciles de contentar?
—Yo vivo por aquí, déjenme bajar en la siguiente esquina.
Lauro pisó el freno, la asistente se bajó y se despidió con la mano.
—Adiós.
—Adiós.
El auto de lujo siguió su camino, media hora después se detuvo frente a la mansión, habían llegado a casa.
Luis y Sara bajaron del auto y entraron a la mansión.
Rosa salió a recibirlos rápidamente.
—Señor, señora, ¿ya regresaron? ¿Preparo la cena?
—No hace falta.
—Rosa, ya cen