Gerard se separa solo lo justo para poder mirarla a la cara y sonreírle. Sentir su cuerpo es un privilegio, pero que ella le respondiera aquel abrazo tan necesitado, ha sido algo más poderoso que el mismo Big Bang… y todo eso ocurrió en su corazón en fracciones de segundos, así que es lógico que hasta Luz pueda sentir ese galope en su pecho.
-Dis…
-No se disculpe, por favor – le dice ella, que termina de romper la unión -. Todos necesitamos un abrazo de vez en cuando.
-Si usted supiera cuántos se me han negado, seguro se quedaba así por el resto del día – Luz se sonroja y Gerard le ayuda a subir al auto, renegando de su reverenda estupidez -.
-¡Rayos, parezco un adolescente! – se regaña cuando rodea el auto -.
Respira profundo antes de abrir la puerta y subirse. Toma su teléfono, Luz lo ve mensajear y luego marcar un núme