En la medida que se van acercando a la casa de los Finnick, Luz comienza a sentir una sensación de inseguridad y angustia que amenaza con paralizarla. Respira profundo varias veces, cerrando los ojos, hasta que Rafael se detiene a un kilómetro antes de llegar a destino, se baja y se acerca a ella por la puerta.
-Luz…
-Es solo que tengo miedo de quedarme sola en esa casa, no conozco a nadie y además, al menos sé que hay dos hombres, con el cuerpo parecido al de él, y yo – la respiración se le hizo pesada, las palabras se le atoraron en la garganta y nada de lo que había decidido con tranquilidad, ahora estaban en su memoria -.
-Bella, puedes retractarte, yo puedo ayudarte a buscar otro trabajo, en serio que sí.
-No, ya dije que lo haría y no me puedo echar atrás – logra calmarse un poco y ver a Rafael a los ojos -. Me fui sin despedirme de mi madre, porque no quiso sal