Luka:
Cuando le pedí a Alicia que me esperara hasta el viernes, tenía toda la intención de ir.
Y cuando le dije que la quería, era verdad aunque ella no me hubiera escuchado. Ahora me doy cuenta que fue lo mejor. Yo era un enfermo de los negocios y de hacer dinero, ni el amor que le pudiera tener a esa chiquilla bella se comparaba con el que le tenía a esas otras dos cosas.
En París me habían retenido los negocios, también eso es cierto, pero el miedo a lo que ella me hacía sentir también.
Además de tener que volver a mis viejos hábitos, pues el gerente de una de mis empresas aquí, estaba haciendo negocios a mis espaldas y con mi dinero.
- Ahora vas a decirme el número de tus cuentas en el extranjero, donde tienes escondido mi dinero o te lo tendré que sacar a la fuerza
- No Señor Gentile, se lo ruego, no sé de qué me habla
Decía el hombre que tenía atado a una silla a punto de torturar para obtener la información.
Y lo hice, en realidad lo hice tan bien por cierto que no solo me dio