"Suzy." Escuché a mi papá decir.
Era el único que me llamaba así y sabía que lo odiaba, pero siempre me molestaba con ese apodo cuando era niña.
Lo miré, él se secó las lágrimas.
"Perdón, cariño. Lo lamento mucho…" Se disculpó, y entendí que eso sería todo lo que obtendría de su parte, porque no era bueno diciendo lo que sentía.
Mi mamá terminó apartándose para que mi papá pudiera abrazarme.
"Mi niña ya es una mujer echa y derecha. Y te has vuelto una mujer increíble, Susan. Richardo nos contó todo lo que has estado haciendo, por lo que estoy muy orgulloso de ti, hija." Dijo, pero esas palabras no me hicieron sentir mejor, aún sentía rabia porque sabía que habían estado trabajando para el enemigo.
Cuando mi papa me soltó, los miré a los ojos de forma desafiante.
"Si yo les importaba tanto, entonces ¿por qué se aliaron con el enemigo? ¿Por qué hicieron que las acusaciones de Maurice fueran ciertas? Tuve que lidiar con la vergüenza de la traición del tío Nicolás y ahora, res