"Aún hueles rico." Me dijo con su voz de macho.
Tragué saliva porque tenía la garganta seca. "Sylvester..." Logré decir con voz ronca, él me agarró y me sentó en sus piernas, mientras la limusina arrancaba.
Besó mi cuello, luego lo mordió suavemente, así de sutil como él lo sabía hacer. Yo sentada encima de él y pude sentir cómo se le paraba poco a poco, haciéndome desearlo aún más.
"Al parecer ni tú ni yo podemos esperar para calmar estas ganas que nos tenemos." Me susurró al oído, y esa fue toda la autorización que necesitaba.
La limusina era amplia, así que me senté frente a él, me arrodillé lenta y sensualmente, mientras le bajaba el pantalón, luego me puse cómoda. Él agarró mis pantis y los puso hacia un lado, solo dejando espacio para meterme su verga. Entonces se acomodó entre mis piernas, finalmente pude sentirlo, era grande y goteaba, estaba listo para entrar, pero quería jugar con él, así que lo rocé con mi cosita hasta hacerlo gemir, después de muchas ansias, lo acomodé pa