La escena quedó en completo silencio.
La gente común quedó impactada por semejante riqueza desbordante.
Normalmente un centro de maternidad de diez mil ya se consideraba muy lujoso, algo de lo que presumir ante familiares y amigos por un buen rato, pero seis días de hospitalización por cien mil dólares, ¿qué concepto era ese?
Después de un momento de silencio, Yolanda se las arregló para mantener la compostura y sonrió forzadamente:
—Cuando estuvimos hospitalizados, también elegimos un muy buen paquete, parto sin dolor.
Yolanda era vanidosa, en ese momento insistió en elegir el paquete de ocho mil dólares, que en realidad era bastante inútil, pero ella sentía que gastar dinero era la sinceridad de los Duarte, necesitaba ver esa sinceridad para confirmar su posición en el corazón de Héctor. La existencia de Susana, la riqueza que Susana había obtenido, para ella era una espina en el ojo, una espina en la carne.
Esa mujer, después de que murió su esposo, parecía estar viviendo muy bien.