20. La felicidad dura poco

¿Los días eran cada vez más soleados o Mary veía la vida con más optimismo?

La asistente de la Gerencia de Marketing Digital había gozado de una semana tranquila y repleta de plenitud. Dicha calma la había hecho confiarse un poco de más. Ella bajó la guardia, lo que eventualmente se convertiría en su más grande error.

Mary supo que los días felices habían acabado cuando el señor White abandonó la oficina de su jefe —como cada tarde desde hace una semana— y ambos hombres se despidieron con un apretón de manos resuelto y cordial.

La animosidad se había desvanecido.

George Davis finalmente le había puesto fin a sus problemas con la junta directiva. El CEO y los accionistas de la compañía quedaron complacidos con la gestión del señor White, y como George Davis se mostró colaborativo durante la auditoría que le hicieron a sus gastos representativos.

Durante todo este tiempo, su jefe la había evitado olímpicamente, ¿el motivo? Pues, era simple: No tenía tiempo ni ánimos para nada que no e
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