Tenía mucha ira contenida, quería golpear, gritar, hacer algo para sacarla, pero no podía hacer nada más porque estoy postrada, así que cuando Amanda me arregló para dormir, comencé a pensar en que tenía que hacer un cambio definitivo en mi vida y debía conversar por lo más básico. Eso es por alejar todo lo que no me sume y lo segundo sería hacerle una encerrona a mi marido, porque le mostraré que a mí no me puede ignorar y con ese pensamiento me quedé dormida. Desperté muy temprano y le pedí a Amanda que me arreglara y me bajaran al comedor antes de que Federico lo hiciera.
—me levanté temprano como siempre y luego bajé a desayunar, cuando entré al comedor me llevé una fuerte impresión al ver a Emily sentada.
—Buenos días, señor Esposito ¿le sorprende verme? ¿Pensaba irse nuevamente a escondidas? Parece que esa es una costumbre que tiene usted.
—Buenos días, señora Esposito y no pensaba irme a escondidas, es solo que suelo madrugar para ir a trabajar, ¿algún problema con eso? Es más,