Episodio 4

HOLLY

Debido a tantas cosas que están sucediendo hoy, no puedo acudir al apartamento que esta en alquiler.

 

El agente inmobiliario me envió un mensaje diciendo que el propietario de repente cambió de opinión y decidió vender la casa y no alquilarla, pero que podía concertar una cita para ver otras casas.

 

Suspiré. No sólo me lastimé en la caída, sino que también estaba muy endeudada y tuve que arrastrar mi cuerpo exhausto de regreso a la casa de mi hermana Polly.

 

Toco, Polly abre la puerta.

 

Holly, te ves muy triste ¿Qué pasó? ¿Estás herida? Dios mío...

 

Está bien, me caí, es solo hinchazón, no hay fractura.

 

Debería acompañarte a visitar la tumba.

 

——Está bien Polly.

 

Lionel...no volverá esta semana, pero veo que estás preocupada ¿Desde cuándo dejaste de contarme todo?

 

No puedo molestarla por cuestión del dinero, así que no le digo que vacié mi billetera por pagar la factura para un anciano desconocido y he tenido un accidente automovilístico, ella no puede preocuparse por mí.

 

Termino por contarle todo lo que ha sucedido con respecto a la fiesta de cumpleaños del viejo Van Doren, no tengo mucha información acerca de esa familia, ella se emociona.

 

Ese doctor muere por ti —me da un ligero codazo.

 

Sin embargo, frunzo el ceño por el dolor. No puedo decir nada sobre el accidente. Menos mal no se fija en mi.

 

Lo recuerdo, iba contigo en la universidad, aunque es mayor que tu, nunca olvidaré la forma en la que te miraba, parecía que iba a estallar en cualquier momento —comenta.

 

Niego con la cabeza.

 

No, no es eso, somos colegas, y él es ahora mi jefe.

 

Ceno con ella y con mis sobrinos, hasta que le ayude a fregar los platos y a poner a dormir a mis sobrinos, no importa lo que ella dice, mi cabeza no deja de dar vueltas al mismo tema, tengo que encontrar la manera de solucionar esto, tengo que encontrar un departamento que pueda pagar, el miedo de volver a ver mi hermana golpeada por Lionel me acelera el ritmo cardiaco. Tengo que mudarme lo mas pronto posible.

 

Me doy una ducha, me hago un cambio de ropa y enseguida salgo con sigilo de que ella no me pueda escuchar. Necesito quedarme tranquila así que me bajo de las escaleras y doy un paseo por el patio.

 

Cuando mi móvil suena, es Mason.

 

Hola…

 

Holly, lo siento mucho, me temo que no podré ir mañana a la celebración. Me surgió una nueva cirugía que tendrá todo mi tiempo.

 

No debería, pero me alegro un poco, no me gustan mucho esa clase de eventos, mucho menos si estaré rodeada de pura gente millonaria con la que nunca tendré relación.

 

Entiendo…

 

Estoy caminando por la acera, de fondo escucho que una bocina de hospital le llama.

 

Lo sé, pero aun quiero que vayas.

 

Me detengo.

 

—¿Qué? Pero si tú no vas a ir…

 

Mi hermana —me interrumpe con rapidez—. ¿La recuerdas?

 

Claro que lo hago, solo me habló de ella en una ocasión, aunque no la conozco en persona.

 

Sí.

 

Laena tiene mucha ilusión de poder ir, nuestros padres están fuera, en el extranjero, y estarán de regreso en unas dos semanas, me gustaría que la acompañarás, le haría bien tener una amiga, la tenemos demasiado malcriada.

 

Respiro con profundidad, no puedo negarme.

 

Ella todavía es menor de edad, por lo que tiene prohibido tomar, como sea, no sabes lo mucho que te lo agradecería.

 

Tranquilo, estaremos bien.

 

Confío en ti, Holly, eres la persona más responsable que conozco, ojala aprenda algo de ti mi hermana.

 

Y con esto colgamos, cuando regreso a casa, escucho a mi hermana sollozando a solas en su habitación, no hago nada, sé que odiaría que la viera frágil, ella siempre ha querido ser la hermana mayor fuerte, pero es más delicada que yo. Cuando llega la noche, me encierro en mi habitación, escuchando cómo ella discute con Lionel por teléfono. Hasta que cerrando los ojos, sabiendo que esta pesadilla estará pronto acabada, me pierdo en mi sueño.

 

A la mañana siguiente, voy a trabajar, Mason me da algunas instrucciones para que vaya a su casa, en donde Laena me estará esperando, quiere que me arregle con su hermana, saliendo de trabajar, le mando un mensaje a mí hermana, avisando en dónde estaré.

 

Al llegar a la propiedad de los Raymond, me quedo admirando la delicada y colonial estructura con la que está hecha, es más grande y hermosa de lo que pensé, una pequeña mansión, camino hasta la entrada, y antes de tocar el timbre siquiera, la puerta se abre de par en par.

 

Una chica menudita, delgada, en forma, de cabello largo y oscuro como el de Mason, que le cae en ondas por encima de los hombros, de rasgos finos, ojos enormes y azules como el cielo, con un iris negro que le adorna, ligeras pecas, sale con una sonrisa que va de oreja a oreja.

 

Ella es demasiado hermosa, parece una pequeña muñequita salida de una tienda colonial de época.

 

Hola… soy Holly Prince…

 

Ella se me abalanza y me envuelve entre sus brazos.

 

—¡Por Dios, eres más hermosa de lo que me contó Mason!

 

Me pierdo en el aroma de su perfume caro, hasta que dice:

 

Me alegra que tú seas la novia de mi hermano.

 

—¿Qué?

Me quedo anonadada, viendo como Laena Raymond, la hermana menor de mi jefe; Mason, no deja de parlotear acerca del evento, algo que no me tiene muy entusiasmada, sin embargo, coloco en mi rostro la mejor máscara de felicidad genuina que tengo, mordiéndome el labio inferior cada tanto que quiero decir algo.

 

Sabes, eres demasiado hermosa —dice ella.

 

Tiene diecisiete años, en el poco tiempo que la he escuchado hablar y hablar, se me han agotado todas las fuerzas.

 

Gracias —susurro en respuesta.

 

Nada de “gracias” es lo que es, cuando Mason dijo que eras la mujer más hermosa que ha visto en la vida, pensé que estaba loco o que exageraba, pero mírate —abre los ojos como platos.

 

Al parecer, mi jefe le dejó ciertas instrucciones a su pequeña hermana, y una de esas era un vestido azul oscuro, con un ligero tul, la falda me llega por encima de la rodilla, y el escote es cuadrado pero resalta mis pechos, tacones dorados que me hacen ver más alta y por ende mi figura más esbelta de lo que ya es. Incluso ha arreglado mi cabello castaño con destellos rubios para que este caiga en ondas por mis hombros.

 

Y el maquillaje… jamás me había visto tan… sexy. El delineado negro que me hizo, resalta aún más el color gris natural de mis ojos.

 

Es una lástima que mi hermano no pueda venir a verte.

 

El sonido de un clic hace que salga de mi ensoñación. Cuando levanto la mirada, me doy cuenta de que me ha tomado una foto.

 

Disculpa…

 

Oh, tranquila, es solo para el recuerdo —sonríe con malicia mientras teclea algo—. Y para que a alguien le dé un infarto esta noche por no venir.

 

Esto último lo dice en un tono demasiado bajo, espabilo, observo la hora que marca el reloj colgado en una de sus paredes y la apresuro a marcharnos, ella no se cansa de decirme que vamos bien con el tiempo, pero entre más rápido lleguemos, más rápido nos vamos del evento, quisiera salir corriendo, pero Mason fue amable al prestarme el dinero, por lo que empujo mi cobardía hasta el fondo.

 

Para cuando llegamos, me quedo sin habla, la enorme construcción que se presenta frente a mí, es mil veces más hermosa que la de los Raymond, rodeada por un hermoso y frondoso jardín, con estatuas griegas a las esquinas y una fuente.

 

Es hermoso —musito por lo bajo.

 

Lo sé, la familia Van Doren, nada en dinero —añade Laena con un tono de resentimiento en la voz.

La observo de soslayo, es una chica hermosa, pero ahora mismo, parece igual de intimidada que yo, envuelve su brazo en el mío cuando comenzamos a andar, lo que hace que sienta una punzada de pena por ella.

 

Tranquila, todo irá bien —intento sonar lo más tranquila posible.

 

Es imposible, ya que en seguida me doy cuenta que conforme avanzamos a la entrada, los escalones hacen que la tela de mi vestido se eleve y robamos algunas miradas indiscretas de los hombres presentes. Llegando a la entrada, un hombre de traje nos pide los nombres, se los damos y enseguida nos deja pasar una vez que revisa su lista virtual en el iPad.

 

Ojalá tuviera una hermana como tú, mi hermano no me presta mucha atención en esta clase de cosas —murmura mirando a todos lados como si estuviera esperando ver a alguien.

 

Tu hermano es un buen hombre, y el mejor médico cirujano que conozco.

 

Lo sabía.

 

—¿Qué?

 

Te gusta.

 

Me detengo en seco y la miro como si le hubieran salido dos cabezas.

 

Mason es mi jefe, no hay nada romántico entre los dos, nunca lo habrá…

 

Lo que tú digas —le da poca importancia a mi comentario.

 

Caminando entre la gente, escucho a un par de señoras a nuestra izquierda, al tiempo que Laena se detiene para tomar un par de bocadillos.

 

Te lo dije, dicen que el viejo Van Doren sufrió de un ataque en el corazón”

 

Pero está vivo, así que no hay nada de qué preocuparse”

 

No se perdería su cumpleaños, está por allá, vamos”

 

Eso me hace recordar al anciano que salvé ayer por la mañana, espero que se encuentre bien y que hayan podido localizar a su familia.

 

La gente es una pesada —se acerca Laena con ojos filosos.

 

—¿Por qué dices eso?

 

Miro en la misma dirección que ella lo hace, dándome cuenta de que se trata de un grupo de mujeres que ven hacia nuestra dirección, clavando sus fríos ojos sobre ella en específico.

 

Arpías.

 

—¿Por qué te miran así?

 

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