Sentados uno frente al otro, el mafioso y la agente esperaban su comida mientras bebían
de un buen vino, Nathan estudiaba a la mujer detenidamente
— ¿Qué tanto me vez? pareciera que quisieras llegar hasta mi alma, ¿eres satánico? — el mafioso rió
— jajaja, primero me piensas afeminado y ahora me llamas satánico, ¿por qué piensas tan mal de mi? conóceme primero antes de sacar conclusiones
— No tengo intenciones de conocerte, solo por esta comida corro el riesgo de que me crean una traidora y que estoy trabajando para la mafia, yo nunca sería ese tipo de agente
— Decir la palabra nunca es algo un poco....fuerte, ¿no lo creés? además, yo solo soy un empresario al que muchos envidia por el éxito de mis negocios, soy inteligente y astuto, ¿es mi culpa? claro que no
— Veo que piensas demasiado bien de ti mismo, tu ego está por los cielos y tú arrogancia es casi insoportable
Nathan chasqueó la lengua y negó con la cabeza
— ¿Por que te empeñas en ver solo lo malo de mi? podrías ver mis modal