—No llores por favor… —Anne hizo un puchero mientras se limpió las lágrimas y luego negó.
—Solo imagino que tendremos kilómetros que nos separaran todos los días…
—Anne… sabes que nada más debes hablar y mandaré por ti… —esta vez fue Said quien interrumpió y Anne le envió una mirada dura.
—Pero no es lo mismo… —Lia se mordió el labio ante la tensión y luego negó, pero antes de que pudiera decir alguna cosa, Said volvió a intervenir.
—No tienes que hablarlo conmigo si no quieres, Lia puede encargarse de darte un buen puesto en Kuwait, y yo no tendré nada que ver en ello.
Los ojos de Anne se abrieron y luego miró a Lia como si quisiera gritar de la frustración.
—Amor… creo que, es mejor que me despida de mi hermana, a solas.
Said so