El Hijo del CEO
El Hijo del CEO
Por: Sra De Taker
Prefacio

Abro la puerta de nuestra habitación y ahí estaba Mikhail, con el amor de su vida. Los dos me estaban engañando en mi propia casa. En mi propia cama estaban los dos desnudos sin importarles nada.

—¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! —grito, al verlos a los dos—. ¡Ni una sola vez me respetaste!

No podía creer lo que me estaba sucediendo. 

—Gianna, esto… —Natasha no lograba decir ni una palabra—. Las cosas... fue el vino…

Miro a Mikhail, que estaba profundamente dormido y no se dignó a abrir los ojos al escucharme hablar. No tenía por qué quedarme cuando ya estaba todo claro para mí.

Sobraba en esa habitación y no me había dado cuenta de nada. No, sí lo sabía. La cosa es que nunca quise aceptarlo.

—Lograste lo que querías, Natasha. Es todo tuyo como siempre lo deseaste —salgo de la habitación, conteniendo las lágrimas.

No iba a llorar aquí. No frente a la amante del idiota que se había casado conmigo.

—¡Gianna, espera! —me toma por el brazo esa mujer, que ha sido mi calvario desde el día que me casé con Mikhail—. Estábamos tomados, ¿entiendes? De verdad que no lo hemos hecho de mala manera. Sabes perfectamente lo mucho que nos deseamos y también el amor que nos tenemos, pero…

—¿Es que acaso hay una manera bonita para ser infiel? —me suelto de su agarre—. Estoy cansada de esto. He terminado aquí. Cuando Mikhail despierte, dile que me fui y que quiero el divorcio. Esperaré su llamada o la de su abogado.

—Pero Misha no podrá heredar la compañía si tú te vas —me mira aterrorizada.

—Hubiesen pensado en eso antes de traicionarme. Bonita vida, Natasha —salgo de la casa con el corazón vuelto pedazos. 

Teníamos dos años de habernos casado y por más que luchaba para ser amada, nunca funcionó. Mis padres me habían obligado a casarme con él, por las deudas que teníamos en nuestra empresa, pero no me había sentido mal porque yo quería mantener mi posición. Durante mi matrimonio, si llegué a amarlo. Me entregué en cuerpo y alma en esta relación, pero igualmente falló.

El amor que sentía Mikhail por Natasha era más grande que cualquier cosa.

—Hija, no puedes irte. Recibiremos la mitad de lo que herede Mikhail en unos meses —mi madre me veía seriamente.

—No puedo más, mamá. Sé qué había aceptado esto, pero simplemente ya no puedo. Mikhail me traicionó con Natasha y ni siquiera se despertó cuando yo los descubrí…

—Hija, tu padre no estará de acuerdo en que dejes todo tirado. Mira, es normal que las personas sean infieles. Solo debes hacer como que no sucedió y seguir con tu vida. Se casaron por dinero, cariño. No por amor.

—¿Te importa más el dinero que yo? —su silencio me dio la respuesta—. Estoy fuera de todo esto. He terminado con todos ustedes. No me importa si se quedan sin dinero o lo que sea que les pase. Por mí, todos pueden olvidarse de mi existencia.

Mi bebé no necesita de ninguno de ellos, para que pueda ser feliz.

—Hija, trata de olvidar las cosas. Una infidelidad se perdona. Sabías perfectamente que él amaba a Natasha. No entiendo la sorpresa ahora. Es solo un engaño, cariño —pongo la mano en el vientre.

—¿Eso hiciste con papá para mantener la posición que tienes? —me da una sonrisa obvia—. Claro que lo hiciste. Lo siento, mamá. No soy como ustedes. Tengo dignidad y no voy a perdonar...

—Espera que él te explique lo que sucedió, Gianna.

—He terminado, mamá. He terminado con todos. Amo a Mikhail, pero no voy a perdonar lo que me hizo. No soy ustedes y la posición que antes quería, no la quiero...

Solo mi pequeño bebé.

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