Capítulo 2

Dos días después...

Roma-Italia.

Gianna.

El aire de mis pulmones salía porque simplemente tenía que hacerlo, pero me sentía la persona con la suerte más extraña de este universo. Claro, la persona que un día amé, me destruyó por completo, pero me dio la bendición más grande al mismo tiempo.

No tenía más información de cómo se encontraba Mikhail ahora mismo. Solo lo que me comentó su abuela cuando le dije que había llegado a Italia. Por eso debía ir al hospital primero. Alek había estado nervioso durante el vuelo porque había pasado muchas horas sentado y la turbulencia lo había hecho llorar. Thomas se quedaría con mi pequeño mientras yo hacía lo que se suponía que tenía que hacer.

Pero lo único que me dejaron completamente claro, es que él no recordaba los últimos cinco años de su vida.

Aunque él haya perdido la memoria, en el diccionario de Mikhail, no existe la palabra, «amor por Gia.»

Soy una persona fuerte, no soy de rendirme con facilidad, pero a veces me dejo llevar. Sé qué no puedo estar triste porque lastimaría a mi bebé, pero es inevitable. Me siento defraudada y tan herida en algunas ocasiones, que sentarme a llorar, sería el acto más cobarde para mostrarle a mi hijo.

¿Cómo fui tan idiota para enamorarme de alguien que solo quería estar conmigo fugazmente? ¿Por qué no vi que no me quería lo suficiente?

Fui tan tonta...

—¿Hasta cuándo vas a estar conmigo? Me dijiste que tu amado nieto acababa de despertar. Deberías estar es con él —estaba en la cafetería del hospital, con la abuela de Mikhail—. Estás aquí perdiendo la oportunidad de verlo y hablar con él. ¿No te sentirás culpable después de esto? No hay razones para quedarse conmigo.

—Sabes perfectamente que tienes asuntos conmigo y mi nieto es un idiota que se deja llevar por un fantasma que no merece nada —veo el brillo en sus ojos, al decir eso—. No estás sola en esto. La familia te quiere, Gianna. Fuiste un cambio para él y aunque todo fue para cobrar una herencia, supimos desde el inicio que eras buena.

Mi corazón palpita con fuerza, pero no tiene sentido que ellos me quieran.

¿Acaso ellos son los encargados de darme el amor que quería de él?

No... y tampoco tienen la culpa de nada.

—Me dijiste que se había comprometido con otra mujer. ¿Así demuestran ustedes su cariño por mí? —pregunto—. Sea como sea la situación ahora, debo aceptarlo. Vine porque me obligaste. Por favor, no te hagas la desentendida —la veo suspirar cansada—. Hace cinco años, era la persona más odiada por ti, porque era una inútil, pero casualmente, hoy, soy alguien importante para ustedes. Amor por mí no sienten, y eso es seguro.

—El amor no mata, cariño.

—Pero te duele muchísimo —le doy una media sonrisa.

Tiene razón, tal vez no te mate con rapidez, pero te deja en agonía y mueres lentamente de desilusión, depresión y cualquier síntoma que puedas desarrollar mientras padeces tu desamor.

—Tengo muchas razones para quedarme contigo hasta el final, Gianna —me entrega una foto de mi hijo, abro los ojos con sorpresa—. Desde que mi nieto ingresó al hospital, dejé mi mundo y me convertí en la enfermera personal de Mikhail. Hace cinco años eras muy joven y siempre estuvimos muy preocupados de que te cansaras en cualquier momento. Lo admito, al inicio no te quería, pero te ganaste mi cariño poco a poco —la miro con recelo—. Me enteré por el guardaespaldas que tuviste, que estabas embarazada, pero no entendí las razones de tu partida. 

—No pretendía salir corriendo con mi hijo, pero el día que me enteré de que seríamos padres, Mikhail me fue infiel con Natasha —le confieso, al tomar la foto de Alek—. Solo le pido que no permita que nadie se entere de esto. No quiero que mi hijo pase por la etapa de rechazo de su padre y mucho menos el desprecio de nadie.

—Cariño, prometo no decir nada, pero te pido que no lo alejes de mí —su pedido era más bien un ruego—. Mikhail en cualquier momento recordará quién eres en su vida, esto es temporal, pero quiero estar presente en la vida de mi bisnieto. Sé que tu relación con la familia no es buena, pero conmigo será suficiente.

—No voy a alejarte del niño, pero en el momento de que Mikhail sepa que es el padre y trate mal a mi pequeño, desapareceré de la vida de todos —le advierto—. Estaré en la empresa hasta que logre solventar los problemas financieros y si todo marcha sin inconvenientes. 

—No tienes por qué huir. Ustedes son parte de nuestra familia, pero te entiendo. Los ayudaré a los dos. Mi bisnieto y tú no pasarán trabajo. Puedes hacer lo que quieras. Te ayudaré desde este preciso momento. No diré nada... por favor, no te lleves al niño lejos. Es nuestra familia también —suspiro ante su pedido—. Por ahora estás de vacaciones en la empresa. Haré los trámites para que tengas un departamento. Será lejos de la compañía si lo deseas y en cuanto al trabajo, no lo dejes por mi nieto. Eres una increíble y muy reconocida administradora y perderte no quisiera.

—Lo entiendo perfectamente, pero no puedo evitar sentirme como lo hago cuando el hombre que yo amaba, me traicionó a tal punto, de seguir con su amante, estando casado conmigo —me quejo dolida—. No esperaba que quisieras ayudarme tanto, pero me conformo con un departamento lo más lejos posible de Mikhail, la empresa y todos ustedes. No quiero que nadie me encuentre, aunque claramente serás parte de mi hijo.

—Gianna, de verdad, lo siento mucho. No quisiera que las cosas fueran así, pero estás en todo tu derecho de sentirte como quieras. Solo recuerda que ya no estás sola. Tienes un hijo que debes proteger y si estás mal, él lo sentirá completamente —acaricia mis manos, cosa que me desagrada y las aparto—. Te apoyaré en lo que necesites. Recuerda que fui tu abuela y nada les faltará mientras esté a cargo. Ve al hotel y descansa, o ve a Mikhail si así lo deseas.

Es fácil hablar de las cosas cuando eres un espectador. Los que un día estuvieron tristes, ahora son felices y a mí me tocó el otro lado de la moneda. La persona que amaba hizo su vida como si mi existencia fuera nula, pero me dejó algo imborrable, que me hace querer estar bien. Es fácil para él despertar y decir que olvidó cinco años, pero en la mía está tan presente, que todo lo que hacía, se repite como una película dañada.

—Veré a tu nieto —respondo fríamente—. No tiene sentido esperar más por ese encuentro.

No sé si es un juego mental macabro, pero me sigue doliendo y quiero que deje de hacerlo.

***

Llegamos al piso en donde se encontraban las habitaciones y leí el nombre que decía la identificación en la pared. Mi corazón latió con fuerza y mis piernas querían flaquear.

No, aquí no...

Entro y veo a Mikhail sin ningún cable o respirador en su cuerpo. Me alegré de verlo bien y que solo tuviera ciertos moretones. 

Cinco años han pasado y él sigue siendo atractivo. Odio que se vea así de bien después de tantos años. Su cabello era igual de corto como siempre, estaba más musculoso y su barba bien cuidada.

No deberías verte tan bien porque me hiciste sufrir mucho.

—Al parecer el hospital es muy grande y nadie podía dar contigo —se queja, cuando me ve, ladeo la cabeza—. ¿No podías llegar más temprano? Tenían horas buscándote.

—Las personas tienen una vida y no puedo estar disponible cuando tú lo solicitas —respondo con simpleza—. ¿Qué necesitan de mí?

Miro a los lados buscando a Natasha, pero no la encuentro. ¿Ya se cansó de ser una amante y perra fiel?

—¿Cuándo vas a firmar los papeles de divorcio? —escucharlo decir eso, heló la sangre—. Mientras más te demores, más difícil será para mí ser feliz.

¿Cinco años de espera para que me recibas con eso?

¿Ser feliz con ella? Mientras tu hijo y yo pasamos muchas noches sin dormir y algunas veces ni comía por no tener dinero, ¿Te preocupas por tu felicidad?

—Nunca he recibido a tus abogados. Así que no puedo firmar los papeles si no los envías —esas palabras fueron veneno para mi garganta—. No me importa tu felicidad, pero sin abogados no puedo hacer nada.

Su mirada era fría y calculadora.

—Lo enviaré mañana. Escuché que regresas a la compañía, ¿Puedes renunciar? No te quiero cerca de nosotros —sus palabras buscaban herirme.

Mikhail quería verme herida. 

Sus ojos lo demostraron, todo en él quería atacarme.

—¿Por qué tengo que renunciar? Fui llamada a trabajar, no a jugar a llevar a la quiebra la compañía. Si te sientes incómodo, puedes irte. Hay muchos directores que pueden asumir tu cargo y que están más calificados para realizarlo —le digo, su mirada se llena de odio—. Esperaré a los abogados y me iré de la empresa en unos meses. Así que te toca soportar, aunque no lo quieras.

—¿Por qué te irás en unos meses? Dime la fecha exacta de tu partida.

—No tengo por qué responder algo sobre mi vida privada.

—Tienes que responder, para que yo pueda buscar tu reemplazo, Gianna —trago grueso, miro hacia los lados y me siento en el sofá—. No te dije que podías sentarte.

—Al parecer hablas más lento y no voy a escuchar tus peticiones de pie —lo miro seriamente—. Dije claramente que me iré en unos meses. Cuando llegue el momento, te entregaré mi renuncia personalmente y podrás encontrar el reemplazo en cuestión de días.

—No es así de fácil.

—Claro que lo es. Nadie es indispensable en este mundo y siempre hay alguien mejor. Estoy segura de que podrás encontrar a la persona indicada en un suspiro. Así como lo hiciste con tu amante.

—Tú te fuiste. Natasha no tiene la culpa de tu manera de actuar, que deja mucho que desear —me mira despectivamente.

Sonrío de medio lado.

—Claro, porque fui yo la que me acosté con mi amante, en mi casa, en mi cama y declaré amor eterno a una zorra, mientras tenía un matrimonio —escupo con burla.

—Fue por contrato, Gianna. El amor no era una opción para nosotros —toca su sien—. No recuerdo eso que dijiste, así que, no llames de esa manera a Natasha.

—Nunca dije que te amaba. Dije que te acostaste con la zorra de tu amante mientras estabas casado conmigo —me cruzo de brazos.

Voy a vengarme de ti y la manera tan hiriente de ser conmigo. Alek todas las noches preguntaba por su papá y de cuando podría verlo.

No te la pondré fácil, Mikhail.

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