Capítulo 58

Ya mi espalda no dolía tanto como antes y los medicamentos que el hombre rubio había llevado para mi parecieron ayudar.

Ya la congestión no eran como antes y podía respirar mucho mejor. Además, descansaba mejor y se me alimentaba tres veces al día para que pudiese tomarme los medicamentos sin dañar mi estómago.

Y el plan estaba funcionando a la perfección. Llevaba ya diez días secuestrada y tres de ellos los había pasado en una habitación del segundo nivel en donde se escuchaba todo perfectamente gracias a las paredes de madera.

Por lo que había empezado a crear una rutina con lo que escuchaba y los nombres que recordaba. Sin mencionar que podía escuchar ciertas cosas que se decían en la radio del hombre del otro lado de la puerta.

Sabía que eran algunos doce hombres. Solo eran tres vehículos y casi todos se iban en ellos cuando el hombre que me mantenía prisionera aquí tenía que salir y eso era todos los días, entre más o menos las tres de la tarde hasta las diez de la noche.

Sabía q
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