Capítulo treinta y cinco
Pov Amir
Esas curvas y lo jodidamente caliente que es su cuerpo me van a matar.
Cuando estábamos en el bosque me pude dar cuenta de dos cosas sobre ella, la primera es que estaba entrando en celo y la segunda que ya era mía, solo mía y eso, eso jodidamente me encanta.
Me remuevo en la cama y me acuesto boca arriba, ella automáticamente se abraza a mi cuerpo y sonrío, la jalo del brazo y la acomodo encima de mí, mis manos buscan su cabello y doy caricias en él.
¿Esto es demaciado cursi?
Irina se queja y se acomoda mejor en mí, rápido siento como sus pechos se precionan contra mi cuerpo, su entrepierna empieza nuevamente a botar ese olor tan característico cuando una hembra está en celo y mi amigo responde rápidamente.
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