El regreso a la residencia de James fue en completo silencio. Él estaba preso de una maraña de emociones, el haber compartido un tiempo con su hijo, el haberlo abrazado a su llegada y luego al despedirse. ¡Eso último había sido letal para él!
Y luego, ese enfrentamiento inevitable con Sofia. Sentía que la amaba tanto como la odiaba provocándole una gran contradicción porque mientras le vomitaba esa catarata de reproches y amenazas, a la vez sentía dolor al decírselas. Porque la amaba, dios... ¡Como amaba a esa mujer!
Patrick miraba hacia afuera, de vez en cuando y disimuladamente miraba a su hermano. Conociéndolo sabía que no era un buen momento para abordarlo.
_ James, hermano _ le dijo al fin _. Cuando estés más calmado, tenemos que hablar. Hay cosas que deberías saber...
Él miró un instante y luego retiró su mirada.
_ Ahora no, Patrick. No quiero ni tengo ganas de hablar de absolutamente nada. Solo quiero cerrar mis ojos y pensar en mi pequeño hijo _. suspiró y se recostó