44. ¿Embarazada?
El jeque Khaled no podía creer lo que estaba ocurriendo. De pie en el estrado del Gran Salón, con la mirada fija en Amina, sentía cómo todo su mundo tambaleaba ante lo que ella acababa de declarar. La mujer, vestida con un atuendo lujoso, había pronunciado las palabras como si fueran una sentencia irreversible. "Estoy embarazada".
Las voces en el salón comenzaron a murmurar, un murmullo creciente, como un enjambre agitado. Khaled, aún procesando el golpe, camino unos pasos hacia ella, sintiendo que cada mirada lo atravesaba como una daga. —¿Embarazada?— repitió para sí. —Si realmente lo está… no puede ser mío.
Conocía bien sus pasos, sus tiempos, y tenía la certeza de que algo no cuadraba. Se sentía atrapado en una farsa, un teatro frente a los altos mandos de su nación, su familia y la prensa. Su rostro, sin embargo, se mantuvo imperturbable. Todos los presentes hablan como la Cotorra.
Pidió silencio.
—¡Guarden silencio! —tronó su voz, firme y autoritaria—. Aquí el que manda soy yo.