Cuando Zane recuperó el equilibrio, barrió su mirada a su alrededor.
No sabía por qué James ocultaba su identidad a los Callahan, pero se dio cuenta de que James no tenía ningún prestigio en la familia.
Se quedó pensativo por unos segundos antes de volver a acercarse. “James es mi salvador. ¿Sabes quién soy yo? Soy Zane Dawn. Tal vez no me conozcas y nunca hayas oído hablar de mí, pero deja que me presente. Controlo todas las minas del norte. Mis operaciones incluyen cientos de minas de carbón, oro y diamantes. Todo lo que hay bajo tierra es mío”.
Gladys se quedó perpleja.
No esperaba que aquel hombre rudo y tosco tuviera un historial tan impresionante.
Ya había oído hablar de él.
James había salvado a su hija y había convencido a los Watson y a los Xenos para que dejaran marchar a los Callahan y les dieran una nueva oportunidad.
La expresión de ella cambió de inmediato y su rostro se iluminó con una gran sonrisa. “El Rey Minero, ¿cierto? Por favor, pase”.
Zane miró a James e h