Capítulo 75
|| Punto de vista de DANTE ||
Entré en el gran salón de la mansión de mi abuelo, con el peso del deber apretándome los hombros. El lugar no había cambiado mucho con los años, y su opulencia era un recordatorio constante del legado de nuestra familia. Mis ojos recorrieron los rostros familiares de nuestro personal, cada uno de los cuales asintió respetuosamente c o al pasar. Pero había una tensión desconocida en el aire, una sensación de expectación que me ponía los nervios de punta.
Al acercarme al estudio, pude oír voces: una de ellas era sin duda la de mi abuelo, la otra, una voz que no había oído en años. Mi corazón dio un vuelco y una mezcla de emociones inundó mi pecho. Lucas.
Empujé la puerta y allí estaba, de pie junto al enorme escritorio de nuestro abuelo, con una postura relajada y una sonrisa de satisfacción en los labios. Parecía más mayor, pero seguía irradiando la misma arrogancia.
—Dante —dijo mi abuelo, levantando la vista de sus papeles—. Me alegro de que